Él tenía la costumbre de robar café de todos lados: de la casa de sus amigos, de su trabajo, de los trabajos de conocidos; incluso llegó a robar café de algunas cafeterías en donde se veia con sus amigos.
Lo raro es que robaba el café en grano, antes de que lo prepararán, metía las manos al recipiente donde lo guardaban y se llevaba un puño, cuando sentía que sus bolsas estaban limpias lo colocaba ahí; en ocasiones se iba con el café en el puño. Muchas veces lo veían raro en el transporte colectivo por venir cargando un poco de café en el puño cerrado.
Llegaba a su casa y preparaba el café, después pasaba toda la noche en vela imaginandose que esa taza se la había invitado la persona a quien se lo había robado.
Y esa era la única manera que había encontrado de que le invitarán un café que durase toda la noche.
Lo raro es que robaba el café en grano, antes de que lo prepararán, metía las manos al recipiente donde lo guardaban y se llevaba un puño, cuando sentía que sus bolsas estaban limpias lo colocaba ahí; en ocasiones se iba con el café en el puño. Muchas veces lo veían raro en el transporte colectivo por venir cargando un poco de café en el puño cerrado.
Llegaba a su casa y preparaba el café, después pasaba toda la noche en vela imaginandose que esa taza se la había invitado la persona a quien se lo había robado.
Y esa era la única manera que había encontrado de que le invitarán un café que durase toda la noche.
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