Tenía el mejor trabajo de todos; se dedicaba a estar parado debajo del mástil de la Plaza de la Constitución con un letrero que decía: " se da la razón por un peso". Estaba todo el día escuchando a gente que tenía muy buenas ideas sin público, creencias extrañas o que estaba convencida de que el gobierno le estaba lavando el cerebro para comprar Hot Cakes Pronto.
Él simplemente asentía, entraba en la discusión y le daba la razón a esas personas; éstas, felices de tener la razón, le daban un peso y se perdían sonrientes entre la multitud. Es tanta la cantidad de gente que necesita desesperadamente tener la razón, que el negocio era bastante bueno.
Sin embargo, un buen día decidió retirarse; fue incapaz de regresar al trabajo después de un día que un señor, con cara de desesperado, le pago por adelantado y le dijo "señor, siempre me equivoco en lo que creo". Él no supo que responderle.
Él simplemente asentía, entraba en la discusión y le daba la razón a esas personas; éstas, felices de tener la razón, le daban un peso y se perdían sonrientes entre la multitud. Es tanta la cantidad de gente que necesita desesperadamente tener la razón, que el negocio era bastante bueno.
Sin embargo, un buen día decidió retirarse; fue incapaz de regresar al trabajo después de un día que un señor, con cara de desesperado, le pago por adelantado y le dijo "señor, siempre me equivoco en lo que creo". Él no supo que responderle.
Comentarios
http://morgardh.blogspot.com/2005/12/convocatoria.html