Manejaba por la carretera a Ixtapan de la Sal, y vi a lo lejos el barranco de siempre (1), había tomado tres cafés en aproximadamente media hora, por lo que no había lugar para la tristeza en mi cuerpo. Simplemente manejaba; mientras lo hacía pensaba en las llamadas que había realizado el día anterior.
Todas ellas tenían algo en común, eran un poco decepcionantes y me habían dejado con sentimientos similares, en todas ellas queria negarme a algo, pero nunca me lo pidieron. No moriría por ti, pero me gustaría que me lo pidieras; tengo planes y no podre tomar una cerveza contigo, pero me encantaría que me lo pidieras; no tengo animos para ir a tomar un cafe, pero sería chido que me invitaras; no puedo ir a tomar fotos hoy, pero estaría cool que me invitaras; no puedo ser parte del colectivo al que me invitas, pero sería genial si me invitaras, no tengo tiempo de tocar el bajo en tu banda, pero sería muy bueno que me lo pidieras, no tengo ganas de ir a platicar con tus amigos, pero sería excelente si me hubieras invitado; no puedo ayudarte, pero me encantaría que me lo pidieras.
Y en todas esas llamadas ninguna persona me pidio por ella, nadie me invito una cerveza, un café, a tomar fotos; ni un alma me pidio ser parte de un colectivo, tocar en una banda; y nadie me pidió acompañarle con sus amigos o ayuda.
No quiero hacer nada de eso, pero no quiero sentirme solo. Simplemente vi el barranco debajo de mi y sonreí.
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