Normalemente los Babásonicos me hacen volverme malo, escuchar sus canciones despierta en mi un deseo de agredir, mentir, seducir, destruir. Un estado que a mi me agrada bastante y que quisiera poder mantener más tiempo.
Infame, su penúltimo disco no es la excepción, he estado tentado a patear al alguien que sólo está sentado mientras escucho Sin mi Diablo. Pero ese disco tiene una rareza, intercaladas en esas canciones que despiertan la maldad estan aquellas canciones que me hacen estar a lado de mi chica, simplemente deseando estar abrazandola toda la noche.
Y justo cuando el momento romántico comienza a ponerse interesante, resulta que sigue una de esas canciones que me hacen volverme malo; sin embargo en esos momentos la maldad se torna seductora, lo cual es un estado de animo que debería tener su nombre aparte.
Infame, su penúltimo disco no es la excepción, he estado tentado a patear al alguien que sólo está sentado mientras escucho Sin mi Diablo. Pero ese disco tiene una rareza, intercaladas en esas canciones que despiertan la maldad estan aquellas canciones que me hacen estar a lado de mi chica, simplemente deseando estar abrazandola toda la noche.
Y justo cuando el momento romántico comienza a ponerse interesante, resulta que sigue una de esas canciones que me hacen volverme malo; sin embargo en esos momentos la maldad se torna seductora, lo cual es un estado de animo que debería tener su nombre aparte.
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