Tomé la carretera y decidí manejar sin saber a donde ir, lo que me había inspirado a hacerlo es que el cielo se estaba volviendo confuso y decidí llegar a donde eso pasaba. No sabía a que se debía, pero la visión de un cielo tan extraño me hizo pensar en una obvia metáfora de la distinción entre el bien y el mal. Puse una de las playlists que había armado y aceleré.
Tenía ganas de manejar rápido, como si el hacerlo me garantizará llegar a ese extraño cielo; mientras cantaba Irresponsables de los Babasonicos me imaginaba como un niño que intenta llegar al final del arcoiris, sabía que quizá sería inútil; pero mi destino estaba ahí: al final de la carretera. Sólo necesitaba tomar las desviaciones adecuadas y estaría ahí. Al fin podría tomar una cerveza bajo un cielo confuso.
Me detuve en la primer gasolinera y compré un café, sonaba Where I end and You Begin de Radiohead y mientras la cantaba sobre la línea de bajo, me dí cuenta de que no tenía la más remota idea de a donde me dirigía; simplemente tomaba las desviaciones que pensaba me llevarían a mi destino. En esos momentos pensé en las conveniencias de tener un destino fijo y no sólo una referencia acerca de la unión del cielo con el horizonte. Sin embargo, eran más los deseos de llegar que cualquier conveniencia. Arranque de nuevo justo cuando comenzaba Toxic Girl.
All along the watchtower sonaba en el Ipod cuando llegué. Si el cielo se veía confuso es porque era el mismo cielo del que había partido; sin embargo había algo ahí que me hacia sonreír. Era un lugar tranquilo que me hacía sentir bien; no sabía donde estaba y quizá era lo mismo que donde había estado; quizá estaba arriesgando todo lo que tenía por un lugar nuevo. All I need de Radiohead sonaba en la radio y me daban ganas de cantar The first day of my life. Fue cuando me di cuenta de que lo único seguro es que quería estar ahí el resto de mi vida.
Tenía ganas de manejar rápido, como si el hacerlo me garantizará llegar a ese extraño cielo; mientras cantaba Irresponsables de los Babasonicos me imaginaba como un niño que intenta llegar al final del arcoiris, sabía que quizá sería inútil; pero mi destino estaba ahí: al final de la carretera. Sólo necesitaba tomar las desviaciones adecuadas y estaría ahí. Al fin podría tomar una cerveza bajo un cielo confuso.
Me detuve en la primer gasolinera y compré un café, sonaba Where I end and You Begin de Radiohead y mientras la cantaba sobre la línea de bajo, me dí cuenta de que no tenía la más remota idea de a donde me dirigía; simplemente tomaba las desviaciones que pensaba me llevarían a mi destino. En esos momentos pensé en las conveniencias de tener un destino fijo y no sólo una referencia acerca de la unión del cielo con el horizonte. Sin embargo, eran más los deseos de llegar que cualquier conveniencia. Arranque de nuevo justo cuando comenzaba Toxic Girl.
All along the watchtower sonaba en el Ipod cuando llegué. Si el cielo se veía confuso es porque era el mismo cielo del que había partido; sin embargo había algo ahí que me hacia sonreír. Era un lugar tranquilo que me hacía sentir bien; no sabía donde estaba y quizá era lo mismo que donde había estado; quizá estaba arriesgando todo lo que tenía por un lugar nuevo. All I need de Radiohead sonaba en la radio y me daban ganas de cantar The first day of my life. Fue cuando me di cuenta de que lo único seguro es que quería estar ahí el resto de mi vida.
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