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Tan muerto como hojas

Debo confesar que me sentí desesperado cuando vi que te cortaban la mano; en ese momento no supe que hacer y decidí gritar, solamente gritar lo más fuerte que podía. Mientras tú solo observabas como tu mano era partida a la mitad.
No recuerdo bien si era en Santa Cruz , podía ser cualquier lugar con vista al mar, a donde podríamos haber decidido irnos a vivir. Y si bien yo sólo lo vi; hasta ahora no puedo quitarme la idea de que fui yo quien causo que tu mano fuera cortada.
Fui yo quien decidió mandar al diablo todo lo que pensaba hacer, fui yo quien se estanco en un mismo lugar con todos los pasados, presentes, futuros y futuros alternos. Deseaba tanto alejarme de mi vida, pero al mismo tiempo no deseaba que ninguna posibilidad muriera. Asi que me lleve todos los pasados y sus probables futuros al mar, contigo.
Y si no hubiera estado ocupado, tratando de conciliar a todos esos futuros probables, pero poco posibles, hubiera entrado contigo a la pelea, hubiera detenido a quien tomo tu mano y la cortó con unas tijeras de pollo.
Después de mi grito, me puse a pensar que tal vez deseaba que eso te pasase. En realidad envidiaba que pudieras conseguir toda la felicidad que yo buscaba, manteniendo tu vida simple y dejando de preocuparte por futuros posibles.
Tu si comprendiste la idea de irnos a vivir al mar, y ahora al ver tus muñones no puedo evitar sentirme culpable; creo que el mar no sirve para quienes tienen miedo.

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