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Mostrando las entradas de febrero, 2010

Caminata nocturna

Me dijeron alguna vez que cuando se quedaban asuntos pendientes en la tierra, la persona que moría se convertiría en un fantasma. Así que lo hice: decidí dar elementos para matarme y seguir aquí. Pero no puedo con ello, no puedo ser un fantasma, no puedo sólo verte pasar y saber que no me verás, que no me tocarás y que no sabrás de mi existencia ahí. No puedo ser un fantasma, pero es demasiado tarde, te hice disparar las balas.

El enano que se ríe de mí

¿Por qué nadie me dijo, cuando empecé a jugar con la pistola, que estaba cargada? Me la pasé disparando al aire, a las paredes al piso; haciendo ruidos con mi boca que simulaban un disparo e imaginando las balas rebotar. Ahora me entero que el sonido no salía de mi boca y que si estaba disparando, lo peor es que me entero que herí a la gente que estaba alrededor. Nadie me dijo que la pistola estaba cargada cuando disparaba a mi alrededor, nadie me dijo que la pistola estaba cargada cuando, jugando a la ruleta rusa, la apoyé en mi sien.