Ir al contenido principal

Compasión por la fresa

I. Él

Te conozco de hace años, no puedo decir que conoces todos mis secretos, pero en general la gente nos ubica como buenos amigos y en realidad me duele tener que pelear contigo. Pero la cosa es así, lo que voy a hacerte no puedo hacérselo a un amigo; y menos a uno que me ha hecho pasar tan buenos momentos.

Y sé como eres, no será difícil encontrar algo que te haga enojar; hacerlo más grande y propiciar que decidas no hablarme más, no querer saber de mí. Entonces no serás mi amigo y todo será más facil.

II.Ella

Tu inocencia se encuentra en esa línea entre la inocencia y la pendejez, pero aún así tu mirada, tu sonrisa y tu caminar me hipnotizan.

No puedo definir si te quiero o no, pero se que te me antojas mucho; eres el estereotipo de chica que imaginariamente construí y con quien tuve mil sueños eróticos en mi adolescencia. Y de repente toda tú: tu pelo, tus ojos, tus lentes, tus nalgas y tus senos se aparecen frente a mí y no puedo evitar desearte.

Y además te encuentro en todas las situaciones y momentos inimaginables, como si alguno de los dos nos acecháramos o como si fueras mi amiga imaginaria. El deseo crece y tengo que hacer algo para desaparecerlo o para disfrutarlo sin culpa.

III. Yo

Ahora tu mirada me hipnotiza y tus labios me llaman, te he invitado a tener una plática insulsa, sin nada que nos intimide y tan superficial que nada distraerá el deseo hacía ti de mi mente.

Tú notas mi coqueteo; pones cara de miedo y extrañeza. No atino a decirte que tu novio ya no es amigo mio, que me he peleado con él para desearte si culpas; supongo que ya lo sabes, que él te lo habrá contado.

Simplemente sonrío y digo "soy un hombre de principios, no podría acostarme con la novia de un amigo".




Comentarios

Entradas más populares de este blog

Golpea el apagador

El principal problema del Sindrome de Peter Pan, no es ese miedo a tomar decisiones maduras o el pavor a comenzar a tomar la vida en serio; no es la necesidad de tener alguien que te contenga y te haga dejar de ser inmaduro. Ni siquiera es el evitar toda responsabilidad. El principal problema es no poder dejar de perseguir tu sombra.

Si acaso, la luna

Olvidar lo que te paso no es excusa de lo que te pasa El miedo a crecer que te consume ha estado tanto contigo  Que has crecido con él. El Niño que temía habla El adolescente que temía triunfar El joven que temía ligar El adulto que teme madurar Eres todos ellos Nadie más  Eres tú Eres lo que ocultas

Casi llegando a casa

Adrián tiene miedo de que la gente lo vea no quiere que sepan que no se gusta eso le conflictúa y eso le asusta. Sueña con ojos que lo ven que sin paz lo juzgan que sin amor le roban besos que el no puede pedir que él no quiere olvidar.